A mi corta edad en los años 90 emprendí un viaje inesperado, acompañada de una maleta casi vacía en donde solo cargaba elementos básicos de supervivencia con el fin de recolectar, coleccionar y llevarme de vuelta a casa absolutamente todos esos momentos y experiencias tan únicas… tan mágicas...
Al arribar a mi destino me encontré con una gran enorme isla de un territorio Danés llamada Groenlandia. Empecé a recorrer minuciosamente cada pequeño rincón de este país encontrándome y sorprendiéndome cada día más… Al pasar de los días mi maleta se encontraba algo pesada, lo más extraño de todo es que era de cosas no tangibles...

Memorias, recuerdos, huellas y demás. Cada día que pasaba me preguntaba ¿el tiempo es real o solo es una percepción de este pequeño instante?... Recuerdo una pequeña población pesquera de un pueblo llamado Riviskiat, navegaba en un pequeño bote repleto de historias y risas mientras divisaba un paisaje realmente apocalíptico, que de fondo contenía un enorme glaciar, sin duda alguna esta fue la mejor memoria que llevo conmigo del espectáculo del Ártico, acompañando ese mismo instante mis ojos pudieron contemplar unos grandes resplandores llamados auroras boreales... de repente aparecieron de nuevo esas memorias en mi presente.... y aquí, ahora tiempos después
al recordar y revivir este instante pude comprender y reflexionar acerca de lo que viví, lo que estoy viviendo y lo que me queda por vivir, a partir de esto llegue a pensar y reflexionar acerca de la teoría en la que vivimos en un mundo el cual se encuentra atrapado en un presente constante, si quieres revivir y transportarte a las memorias de un pasado lo haces en este mismo instante pero de manera surreal; este presente esta desligado de un pasado y futuro inexistente.
Cada que quiera revivir una memoria viajare más allá de lo surreal y fusionare esto a mi constante presente… Así que descubrí que mi maleta es mi más grande legado.
.AUTO.BIOGRAFÍA.